El intento por desenmarañar el objeto de la psicología social implica a su vez un intento por clarificar su fundamentación y espeficificidad, eso que la lleva a ubicarse como una perspectiva teórica diferenciada e intermedia entre la psicología y la sociología .
Ahora bien, iniciare en este intento, tratando de separarme de la concepción general de la psicología, si es que tal cosa existe, y de mi particular concepción de esta tras los años de formación y experiencia, si es que uno puede separarse de unas partes de sí mismo o más bien separar de sí mismo algunas partes. Todo esto pues partiendo de la idea que todo lo aprendido (información recibida e incorporada) ya hace parte de uno mismo.
Llegaríamos así, casi sin darme cuenta a la idea del sí mismo como constructor, una de las múltiples formas de entender la mente humana, otros dirán, el alma humana, el psiquismo humano y quien sabe cuantas otras acepciones. En realidad creo que cada uno de nosotros, aún sin haberse sentado a indagar y teorizar en torno a éste asunto, ha generado en su cotidianidad una teoría acerca de todo aquello que lo rodea y de sí mismo, la cual define la particular relación que establece entre lo uno y lo otro, es decir, cada uno se ubica en relación a sí mismo y al entorno de acuerdo a algunos conceptos elaborados históricamente (de manera conciente e inconciente) que definen esa relación particular.
Es decir que nuestra forma particular de posicionarnos en relación a nosotros mismos y al entorno (los demás sujetos, instituciones, parámetros sociales, etc) obedece aún cierto patrón estructurado y reestructurado a partir de la historia de esas mismas relaciones y esta compuesto por compuesto por lenguajes y metalenguajes que nos diferencian, asimilan y definen siempre en relación al entorno.
Dicha idea no es en absoluto, novedosa, fantástica u original, es sólo la idea que actualmente me lleva a cuestionar si mi hacer esta más cerca de lo psicológico o lo psicosocial, la idea que genera el deseo de desenmarañar eso llamado psicología social, su fundamentación, su objeto, su método, aunque a este momento tal vez aludiría al plural, psicologías sociales, fundamentaciones, objetos y métodos, para intentar hacer justicia a la multiplicidad a la que esta intenta dar respuesta.
Claro esta, y sobran tal vez las claridades, cuando defino éste escrito como un intento, aludo así a lo prematuro de tal iniciativa, tanto como a la idea de que la psicología social como cualquier otra perspectiva del saber, nunca esta completa pues, mientras siga habiendo investigación, seguirá creciendo y modificándose el campo del saber. Más aún cualquier intento por nombrar, definir o puntualizar asuntos entorno a la psicología social como a cualquier otro saber lleva el filtro de quien indaga y escribe (momento histórico, idea del mundo, concepción del sujeto, del saber y deseo particular), siempre nos enfocamos sólo en una parte de esa realidad que ambiciosamente intentamos abarcar .
Todo esto, es más claro aún en el campo de la psicología social dado su carácter intersticial, pero también a partir de su objeto de estudio mismo, pues no puede separársele a la psicología social, en tanto sujeto de producción de saber, de las influencias que el contexto de desarrollo y de su consecuente reconstrucción a partir de éste.
Pues, si bien se dice, que su surgimiento en la segunda mitad del siglo XIX se relaciona con la búsqueda de la predicción y el control de la conducta humana, es decir de los seres humanos , se requiere un análisis del contexto social y científico de esa época para clarificar tal postura. Aún más, debe plantearse asuntos como ¿Continúa la psicología social teniendo el mismo objeto de estudio? o si su necesaria redefinición ha llevado igualmente a la redefinición de éste, o tal vez al contrario ¿la redefinición de su objeto de estudio ha llevado a cambios en la fundamentación de la psicología social?
Así, podríamos plantear de la mano de diversos autores, de cuerdo con el barrido histórico y teórico realizado por Ovejero, como sin perder la prevalencia en la relación entre lo individual y lo social, si han ido cambiando los énfasis y el carácter de influencia entre uno y otro, conllevando incluso a e plantear un carácter escindido en la psicología social desde sus inicios, entre las visiones psicológicas y las sociológicas.
Así pues la búsqueda de constantes y variables que permitan entender y definir la conducta social humana, se oscila entre el plantear que son los impulsos y fuerzas internas al sujeto, las que definen el proceder y la dinámica de un grupo social (McDougal) que luego repercute en ellos; mientras otros se inclinan más a pensar en las condiciones de la vida en comunidad o grupo social como el origen y explicación de las conductas propiamente humanas (Shibutani).
No obstante, me arriesgo a plantear que en la actualidad la prevalencia de uno u otro énfasis ha ido perdiendo fuerza merced de las condiciones de intervención que conlleva a inclinarnos por uno u otro de acuerdo con la problemática en la cual nos ocupemos de momento, sin poder desligarnos de uno u otro énfasis, pues es tan diverso el objeto de intervención, como debe serlo el marco teórico o perspectiva de análisis desde el cual se le aborde.
Así pues, debe ser nuestra postura, claridad y norte de identificación el reconocimiento de cómo:
“Individuo y sociedad son dos caras de la misma moneda, de tal forma que sin individuo no hay sociedad, pero sin sociedad tampoco hay individuos {sujetos}, pues la persona se construye en su esencialidad dentro y sólo dentro de la sociedad ”.
Podríamos, en éste momento, introducir el cuestionamiento al asunto de la psicología social, en tanto, un campo del conocimiento separado de la psicología (como tal) o más bien una variante de la misma, que busca recuperar y dar fuerza a la psicología en tanto ciencia social.
El recuento de los principios de la psicología en el siglo XIX, no muestra como ésta que puede encontrar sus orígenes teóricos en los estudios del alma de la filosofía clásica, fue estructurándose durante ésta época cada vez como una ciencia nomotética, ligada al positivismo y a las ciencias exactas, diríamos actualmente cada vez más del lado de las ciencias de la salud.
Ubicados desde esta perspectiva, los psicólogos centran su atención y privilegian en sus análisis y lecturas de la realidad en las características personales del sujeto, centrando la intervención en las los contenidos individuales y en el campo conceptual nombrado realidad psíquica . La propuesta de la psicología social tiende a cuestionar éste tipo de análisis, destacando (de acuerdo con la cita anterior) la imposibilidad de desligar al individuo de su ser social, promoviendo por el contrario el rescate en la intervención psicológica (Eberle) de una perspectiva relacional, ubicada en el intermedio entre los factores macrosociales y los contenidos individuales.
Diríamos pues que la psicología social lo que hace es rescatar dentro de los postulados básicos de la psicología y las demás ciencias sociales, particularmente la sociología y la antropología, la necesaria integración del sujeto social como objeto de estudio en tanto las visiones individualistas o socialistas tienden a la escisión de éste, al consideran sólo una parte de su funcionamiento social, minimizando los demás aspectos y su influencia dentro de las conducta del grupo y el individuo.
La visión integrada propuesta por la psicología social conllevaría a un objeto de estudio conceptual, es decir, una entidad teórica que apunta a resaltar el aspecto relacional y de mutua influenciabilidad apreciable entre lo social y lo individual desde los inicios mismos de la civilización, como destacaran los estudios que nombran las leyes primigenias y fundamentales de ésta, las cuales apuntan de manera directa a la coerción del individuo humano por su ambiente social, favoreciendo el desarrollo de uno y otro, demostrando desde los inicios como su desarrollo y deterioro van siempre unidos en un proceso de mutua influencia.
Así pues, el concepto de interacción sería propiamente el objeto de estudio de la psicología social, lo cual nos ubica de manera directa ante la complejidad de su definición y delimitación, dado que en tanto concepto relacional y enteramente dinámico, queda supeditado a interpretaciones teóricas y practicas tan diversas como sus estudiosos y aplicaciones. No obstante, la búsqueda en las fuentes más consultadas actualmente, sobre definición de términos interacción “Se refiere a una acción reciproca entre dos o más objetos con una o más propiedades homologas” , sin embargo (de acuerdo con ésta) el término se encuentra acuñado dentro de ciencias como la física, el diseño y la medicina, sin encontrarse una referencia directa, en tal fuente, a su uso dentro de las ciencias sociales o particularmente dentro de la psicología social.
Ahora bien de manera interna ha ésta, debe destacarse ciertos acuerdos que permiten afirmar “el hecho de que todo proceso social es el “producto de una continúa interacción entre la conciencia individual y la realidad social objetiva…no puede haber una cambio social que no sea el efecto común de valores sociales preexistentes y de actitudes individuales que actúan sobre ellos” ”
Sería entonces el término interacción el que permitiría por lo menos un primer acercamiento al objeto de estudio y por supuesto de intervención de la psicología social. A partir de éste, podríamos decir que el objetivo de la psicología social es el análisis de los patrones y dinámicas de interacción subyacentes a un grupo o problemática social particular, como punto de partida hacia la reestructuración de las mismas en pro de avances subjetivos y sociales.
Igualmente no podemos dejar de resaltar el resto que esto implica en tanto exige de parte de todos aquellos que deciden encarar dicha visión y modelo de intervención, una visión globalizada y contextual de los asuntos, a la vez que una particularización y jerarquización de los factores incidenciales que permita, favorezca e implique siempre un trabajo multidisciplinario y conjunto.
Necesariamente llegamos así a cuestionar entonces la pertinencia de las propuestas de capacitación, formación e intervención que no logren descentrarse con respecto a la visión psicologista, que connota el nombramiento del enfoque de la psicología social, conllevando directamente a una perspectiva que puede sesgarse como individualista, clínica y personal, lejos de la propuesta intersticial de las ciencias sociales propuesta como perspectiva de análisis e intervención.
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