“ En la vida y en el trabajo
lo más interesante es convertirse en algo que no se era al principio.#”
Las subjetividades tal y como hoy las definimos y las conocemos, bien pueden postularse como las herederas de la muerte de dios. La famosa sentencia nietzscheana “dios a muerto” definiría la muerte de los dogmas y con ella la apertura a la multiplicidad de los saberes. De la mano de ésta, el concepto de normalidad, fue entrando en cuestión, y perdiendo vigencia ante el auge de la diversidad. Así dentro del pensamiento posmoderno, la diversidad permite la inclusión, y más allá de esta, difumina los limites y hace cada vez más intangibles los limites que definen y excluyen a aquellos que Foucault llamara los “anormales#”.
La diversidad como concepto que amplia la visión del mundo y nuestra forma de posicionarnos en éste, será el centro de la actual elaboración escrita. Pues si bien, ésta tiene como objeto desarrollar los efectos del actual contexto globalizado en la subjetividad, intentare apartar su desarrollo de la visión desesperanzada y desesperanzadora que suele acompañar los análisis de ese entramage psicosocial. Tampoco pretendo hacer una apología de la sociedad actual, sólo asumir una perspectiva que permita rescatar los nuevos valores y posibilidades que han emergido en la misma.
Tristemente (y de manera un tanto apresurada y atrevida) leo los análisis psicosociales, así como las posturas de los interventores , más desesperanzadas en tanto más se acercan a lo contextual. La mayoría de sus discursos y análisis parecen perder de foco la capacidad humana de transformar su entorno en el afán por la postura critica. Parece que la demanda de contextualizarse, excluyera de entrada posturas un tanto más románticas, positivas o resilientes. Aun, muchos de aquellos que se abanderan de movimientos como las teorías de la liberación, tienen dificultades para descentrase de lo problemático, aunque nombren sus postulados o propuestas desde el lado de la solución no del problema, siguen tomando como punto de partida la falencia de la comunidad y recaen en la tan cuestionada postura del interventor que busca dar, pues se busca crear sobre la carencia del otro.
La propuesta es entonces tratar de ampliar nuestros panoramas de análisis y entendimiento de las situaciones hacia aquellos posicionamientos, conductas o sujetos que logran asumir positivamente o, al menos, no sucumbir ante la situación, como estrategias para la lectura e intervención de la realidad. Así, diríamos que nuestras intervenciones no deben centrase en las perdidas y los daños, debe también atenderse también a los aspectos positivos que se han mantenido o logrado durante la crisis, los cuales pueden incluso ser la guía para la resolución de ésta.
Nuestra línea de intervención, su meta, definición y propuesta, parten de la concepción que tenemos de la situación y sujetos a intervenir; la cual esta mediada por nuestros prejuicios, ideales y valoraciones. Por eso es tan definitivo e importante clarificar nuestra postura frente al campo de trabajo, atendiendo a esta como generadora de los procesos y responsable del desarrollo de los mismos. La neutralidad no debe ser nuestro ideal, pero tampoco es favorable a la intervención la asunción de posturas mediadas por sentimientos como la lastima, la impotencia, la desesperanza, la victimización y mucho menos el repudio, pues bien sabemos toda intervención psicosocial es ante todo una interacción, mediada no sólo por los lenguajes, sino por los metalenguajes los cuales siempre llevan a que el otro de la intervención (sujeto, grupo, comunidad) entre en una relación de desventaja y negativa frente a nosotros.
“Todo el mundo actúa y piensa a la vez. La forma que tiene la gente de actuar o de reaccionar está ligada a su forma de pensar, y como es lógico, el pensamiento está ligado a la tradición … Creo en la libertad de la gente. La gente reacciona de manera muy distinta a una misma situación. #”
La complejidad de las intervenciones psicosociales reside esa interacción que implica, esa conjunción de subjetividades entrono a una realidad. Allí es donde entran a conjugarse la representación que cada uno de los implicados tienen de la situación, de su posición en esta y de las posibles respuestas a la mismas. Teniendo todos un saber empírico frente a la misma, algunas construcciones, muchas emociones y de acuerdo a su dimensión todo el ser puesto allí. El interventor además de esto cuenta con unos saberes teóricos que le permiten propiciar esa comprensión de la situación y favorecer el desarrollo de las representaciones y alternativas de superación de la misma. No obstante cuando la postura de éste, intrínsicamente no logra valorar éstas, partiendo sólo de las carencias tiende paralizarse y permitir el estancamiento de los procesos allí, en la falta, la rumiación y la queja frente a la misma.
Podemos tomar como ejemplo, la realidad social representada en la película Lunes bajo el sol, en la cual se pretende ilustrar los efectos de las políticas Económicas actuales en los sujetos, a partir del caso de un grupo de hombres adultos, despedidos de una fabrica y las transformaciones que esto genera en la concepción de sí mismos y de la sociedad, así como en sus status familiares y sociales, desencadenando en situaciones nefastas y contradictorias. Con todo esto sería importante también recolectar de allí algunas fortalezas y posibilidades no reconocidas por los implicados y que dan cuenta igualmente de su posicionamiento, no sólo frente al momento puntual de la salida del mercado laboral, productivo y adquisitivo, sino frente a la vida misma y el sentido que se le da.
En primer lugar, se destaca como la crisis parte especialmente de la relación de los personajes con el empleo, mediada ésta por el lugar de la producción en sus vidas. Esta bien reconocer que no son estos sujetos particulares dentro de la sociedad actual, el capitalismo hace que se ingrese en una lógica adquisitiva desmedida, en la cual se trabaja para poder acceder a bienes y servicios, los cuales garantizan al sujeto su inclusión y permanencia dentro del sistema imperante. Sin embargo, no todos los sujetos responden a esa lógica, más aun esta al ser una de nuestras creaciones (magnificas) puede ser cuestionada y abolida y debe hacerse conciente a los sujetos la posibilidad de prescindir de ella, pues, si se puede salir del mercado productivo porque no del mercado adquisitivo. Aquí el problema sería más, nuestra resistencia, no hay una incapacidad o improbabilidad de salir, sólo una resistencia a romper los vínculos con ese sistema. Resistencia al cambio, le llaman algunos, a esa economía de acomodamiento que llevan a los sujetos muchas veces a vivir en situaciones negativas, sólo por evitar el esfuerzo de modificarlas o el esfuerzo de redefinirlas, cuando ya estas incluso han variado y seguimos aferrados a ellas.
NOTAS
# FOUCAULT, Michel. Tecnologías del yo. Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Barcelona, España. 1990 Pág.142
# FOUCAULT, Michel. La vida de los infames. Editorial Altamira. La Plata, Argentina. 1996. Pág. 36.
# Op. cit. FOUCAULT. 1990 Pág. 144
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