sábado, 24 de octubre de 2009

EL COMPROMISO CON LA TRANSFORMACION SOCIAL

RESEÑA:
MARISELA MONTENEGRO
TESIS DOCTORAL EN PSICOLOGIA SOCIAL
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BARCELONA
CONOCIMIENTOS, AGENTES Y ARTICULACIONES: UNA MIRADA SITUADA A LAS INTERVENCIONES PSICOSOCIALES
CAPITULO 4: INTERVENCIONES PSICOSOCIALES: INTERVENCIONES PARTICIPATIVAS

Marisela Montenegro es destacada en el ámbito latinoamericano por su trabajo en el área de la psicología comunitaria y la investigación acción participativa; ha desarrollando procesos participativos tanto en Caracas – Venezuela como en Barcelona – España. En el presente capitulo de su tesis doctoral en psicología social, nos presenta las intervenciones participativas como contraposición a las directivas expuestas en el capitulo anterior, ubicándolas como resultado de las crisis de las ciencias sociales durante los años 50 y 60, la cual genero la ruptura con los presupuestos fundacionales de estas y genero nuevas perspectivas más acordes con las críticas de escaso aporte al bienestar humano, falta de contacto con situaciones sociales por fuera de los laboratorios, escasa rigurosidad por fallas en la neutralidad y tendencia a la reproducción de practicas de control y opresión social.

En su exposición resalta como las intervenciones psicosociales con perspectivas participativas buscan la transformación social a partir del protagonismo de las personas afectadas y el compromiso de los profesionales con la modificación de relaciones sociales de dominación a partir de la generación espacios de dialogo entre saberes científicos y populares, reconocimiento ante la imposibilidad de la neutralidad de las ciencias sociales frente a su objeto científico, debe apuntarse más bien a la toma de partido en beneficio de los sujetos de intervención, en busca de su liberación. Serían estas, ante todo, una praxis política que parte de una forma de entender lo social como fuente de desigualdades y opresión lo cual guía la intervención, que a su vez retroalimenta conceptos acerca de la participación y los vínculos sociales.

Estos conceptos conllevan a que se asuma la participación de los sujetos como primordial en esa transformación social, en tanto desde la practica misma los saca de la posición de oprimidos y los ubica en el lugar de actores sociales del cambio, dándoles un lugar primordial en la toma de decisiones y enfatizando siempre en el dialogo constante y productivo entre estos y los agentes externos. El objetivo de todas las intervenciones desde esta perspectiva es la transformación de las relaciones de dominación de la sociedad las cuales perpetúan la opresión de algunos grupos sociales, generando con estos grupos espacios de dialogo que favorezcan la concientización, desnaturalización de sus condiciones como base para el cambio de las relaciones.

Las perspectivas participativas proponen una profundización en los método democráticos, donde más alla de los modelos representativos se produzca una democracia social, donde se reconozca la palabra del otro y se promueva una reconfiguración de los vínculos sociales especialmente en lo local y cotidiano, es así como se promueven la desprofesionalización en la cual los académicos comparten su conocimiento con los grupos organizadas, para que deje de ser parte del sistema de exclusión, mientras el grupo a su vez va poniendo su conocimiento popular al servicio de los mismos fines. Se legitima así la irrupción de una agente externo dentro del funcionamiento y lógica cotidiana de los grupos, a partir de un fin loable como la transformación social la cual resulta urgente, especialmente en Latino América donde se han desarrollado los principales avances de esta perspectiva.

Destaca dentro de las perspectivas participativas varias corrientes que conservan las lógicas de intervención mencionadas anteriormente aunque con algunas diferencias, son estas:

La Educación popular, con su principal representante Paulo Freire, la cual se enmarca en la corriente critica de la sociología educativa y pretende modificar las relaciones propias de la escuela tradicional, caracterizadas por la verticalidad y la anulación de los discurso del otro, apuntando de manera especial a la domesticación y reproducción de los sistemas opresores. No así Freire a punta a la emancipación como principal objetivo de la educación a partir del reconocimiento del conflicto como generador de procesos de dialogo que apunten a la formación de una conciencia crítica frente a las condiciones que se han naturalizado en sociedades dependientes como Latinoamérica, develando las ideologías que sostienen las relaciones de poder establecidas.
La Teología de la Liberación que surgió tras el concilio Vaticano II que condujo a acercar más a los clérigos con el pueblo, fue representada y abanderada en Centroamérica por Martín-Baró, criticando la verticalidad de las relaciones religiosas reproducen la alienación, en tanto la iglesia debe estar al servicio de la igualdad, reconociendo la opresión como fuente primordial del sufrimiento humano, promueven así la emancipación subjetiva en contra de las ideas tradicionales de la situación miserable como voluntad de Dios.
La IAP (Investigación Acción Participación) propone la necesaria relación entre la investigación y la intervención a nivel social en tanto los sujetos afectados deben hacer parte del proceso de develamiento de sus condiciones, construir sus teorías frente a estas y recibir resultados de esta construcción que promuevan la Transformación, los principales representantes de estas son: Fals Borda (Colombia) con su sociología militante basada en la idea de la transformación social a partir del acompañamiento de profesionales comprometidos a grupos comunitarios organizados, entendiendo el acompañamiento como el caminar con el grupo, entendiendo sus ritmos y forma de construcción los cuales se dinamizan y favorecen. en busca del empoderamiento. Tomás Villasante (España) propone ante todo la unión de las redes sociales como alternativa de transformación, las cuales deben explorarse desde mapas sociales que resalten los recursos y saberes con que se cuenta a partir de la intervención de los profesionales como espejos que le permiten a la comunidad reflexionar sobre sí misma a partir de los analizadores históricos y los contenidos temáticos.
La psicología social comunitaria, recoge gran parte de sus insumos de la psicología social especialmente los conceptos de grupo, principios de construcción grupal y la noción de socialización, aunque tiene varias corrientes es la de la transformación la que corresponde a las perspectivas participativas basándose en la búsqueda de la concientización y el empoderamiento de los sujetos que a partir de la participación se involucra en procesos de cambio de condiciones de vida especialmente en lo local. Finalmente se resalta el concepto de participación en tanto los sujetos afectados y los profesionales entran a formar parte de algo, lo cual aunque podría pensarse desde varios lugares se lleva al punto máximo, es decir cuando el sujeto tiene participación plena es decir poder, de decisión y acción sobre la realidad intervenida.


Montenegro, reconoce a lo largo del texto algunas criticas a las perspectivas participativas, no obstante la exposición aunque rica en conceptos y descripciones ligadas a los procesos de emancipación y liberación social, parece dejar de lado el reconocimiento de las lógicas de poder como dinámicas y multidireccionales presentes en todas las relaciones sociales y posiblemente emergentes tras posiciones de ficticia liberación y apuntar más así la búsqueda de intereses particulares del interventor, así debe resaltarse de manera más amplia la necesidad del replantear, reflexionar y reconstruir constantemente las practicas para evitar recaer en las practicas sociales opresoras tan cuestionadas, al reproducir a nivel comunitario relaciones de elites y jerarquías a partir de los conocimientos y procesos de exigibilidad de los derechos, tanto por parte de los profesionales, como de los lideres y grupos organizados.

Así mismo, recae en la falacia de considerar los roles de oprimido y opresor como estáticos cuando uno de los principales objetivos de las intervenciones participativas, transformadoras y liberadoras, debe ser el favorecer en los sujetos el reconocimiento de como en los cotidiano de la comunidad, los grupos de agremiación y la familia misma, se reproducen los sistemas dominantes, asunto que muchas veces se deja de lado privilegiando las luchas políticas contra el sistema hegemónico en tanto los gobernantes, cuando la real y principal influencia de las intervenciones se centra en lo cotidiano del grupo. Las posturas dialógicas y el reconocimiento de saberes deben presentarse al grupo como estrategias de transformación de su realidad cotidiana, transmitirse como formas de mediación de conflictos y vínculos comunitarios favoreciendo el cambio social no sólo en las estructuras macrosociales sino en las microsociales que son reconocidas por los grupos como las de influencia más directa y fuerte sobre sus estados emocionales y búsquedas de alternativas.

LA INTERACCION Y SUS CLAVES

El intento por desenmarañar el objeto de la psicología social implica a su vez un intento por clarificar su fundamentación y espeficificidad, eso que la lleva a ubicarse como una perspectiva teórica diferenciada e intermedia entre la psicología y la sociología .

Ahora bien, iniciare en este intento, tratando de separarme de la concepción general de la psicología, si es que tal cosa existe, y de mi particular concepción de esta tras los años de formación y experiencia, si es que uno puede separarse de unas partes de sí mismo o más bien separar de sí mismo algunas partes. Todo esto pues partiendo de la idea que todo lo aprendido (información recibida e incorporada) ya hace parte de uno mismo.

Llegaríamos así, casi sin darme cuenta a la idea del sí mismo como constructor, una de las múltiples formas de entender la mente humana, otros dirán, el alma humana, el psiquismo humano y quien sabe cuantas otras acepciones. En realidad creo que cada uno de nosotros, aún sin haberse sentado a indagar y teorizar en torno a éste asunto, ha generado en su cotidianidad una teoría acerca de todo aquello que lo rodea y de sí mismo, la cual define la particular relación que establece entre lo uno y lo otro, es decir, cada uno se ubica en relación a sí mismo y al entorno de acuerdo a algunos conceptos elaborados históricamente (de manera conciente e inconciente) que definen esa relación particular.

Es decir que nuestra forma particular de posicionarnos en relación a nosotros mismos y al entorno (los demás sujetos, instituciones, parámetros sociales, etc) obedece aún cierto patrón estructurado y reestructurado a partir de la historia de esas mismas relaciones y esta compuesto por compuesto por lenguajes y metalenguajes que nos diferencian, asimilan y definen siempre en relación al entorno.

Dicha idea no es en absoluto, novedosa, fantástica u original, es sólo la idea que actualmente me lleva a cuestionar si mi hacer esta más cerca de lo psicológico o lo psicosocial, la idea que genera el deseo de desenmarañar eso llamado psicología social, su fundamentación, su objeto, su método, aunque a este momento tal vez aludiría al plural, psicologías sociales, fundamentaciones, objetos y métodos, para intentar hacer justicia a la multiplicidad a la que esta intenta dar respuesta.

Claro esta, y sobran tal vez las claridades, cuando defino éste escrito como un intento, aludo así a lo prematuro de tal iniciativa, tanto como a la idea de que la psicología social como cualquier otra perspectiva del saber, nunca esta completa pues, mientras siga habiendo investigación, seguirá creciendo y modificándose el campo del saber. Más aún cualquier intento por nombrar, definir o puntualizar asuntos entorno a la psicología social como a cualquier otro saber lleva el filtro de quien indaga y escribe (momento histórico, idea del mundo, concepción del sujeto, del saber y deseo particular), siempre nos enfocamos sólo en una parte de esa realidad que ambiciosamente intentamos abarcar .

Todo esto, es más claro aún en el campo de la psicología social dado su carácter intersticial, pero también a partir de su objeto de estudio mismo, pues no puede separársele a la psicología social, en tanto sujeto de producción de saber, de las influencias que el contexto de desarrollo y de su consecuente reconstrucción a partir de éste.

Pues, si bien se dice, que su surgimiento en la segunda mitad del siglo XIX se relaciona con la búsqueda de la predicción y el control de la conducta humana, es decir de los seres humanos , se requiere un análisis del contexto social y científico de esa época para clarificar tal postura. Aún más, debe plantearse asuntos como ¿Continúa la psicología social teniendo el mismo objeto de estudio? o si su necesaria redefinición ha llevado igualmente a la redefinición de éste, o tal vez al contrario ¿la redefinición de su objeto de estudio ha llevado a cambios en la fundamentación de la psicología social?

Así, podríamos plantear de la mano de diversos autores, de cuerdo con el barrido histórico y teórico realizado por Ovejero, como sin perder la prevalencia en la relación entre lo individual y lo social, si han ido cambiando los énfasis y el carácter de influencia entre uno y otro, conllevando incluso a e plantear un carácter escindido en la psicología social desde sus inicios, entre las visiones psicológicas y las sociológicas.

Así pues la búsqueda de constantes y variables que permitan entender y definir la conducta social humana, se oscila entre el plantear que son los impulsos y fuerzas internas al sujeto, las que definen el proceder y la dinámica de un grupo social (McDougal) que luego repercute en ellos; mientras otros se inclinan más a pensar en las condiciones de la vida en comunidad o grupo social como el origen y explicación de las conductas propiamente humanas (Shibutani).

No obstante, me arriesgo a plantear que en la actualidad la prevalencia de uno u otro énfasis ha ido perdiendo fuerza merced de las condiciones de intervención que conlleva a inclinarnos por uno u otro de acuerdo con la problemática en la cual nos ocupemos de momento, sin poder desligarnos de uno u otro énfasis, pues es tan diverso el objeto de intervención, como debe serlo el marco teórico o perspectiva de análisis desde el cual se le aborde.

Así pues, debe ser nuestra postura, claridad y norte de identificación el reconocimiento de cómo:

“Individuo y sociedad son dos caras de la misma moneda, de tal forma que sin individuo no hay sociedad, pero sin sociedad tampoco hay individuos {sujetos}, pues la persona se construye en su esencialidad dentro y sólo dentro de la sociedad ”.
Podríamos, en éste momento, introducir el cuestionamiento al asunto de la psicología social, en tanto, un campo del conocimiento separado de la psicología (como tal) o más bien una variante de la misma, que busca recuperar y dar fuerza a la psicología en tanto ciencia social.

El recuento de los principios de la psicología en el siglo XIX, no muestra como ésta que puede encontrar sus orígenes teóricos en los estudios del alma de la filosofía clásica, fue estructurándose durante ésta época cada vez como una ciencia nomotética, ligada al positivismo y a las ciencias exactas, diríamos actualmente cada vez más del lado de las ciencias de la salud.

Ubicados desde esta perspectiva, los psicólogos centran su atención y privilegian en sus análisis y lecturas de la realidad en las características personales del sujeto, centrando la intervención en las los contenidos individuales y en el campo conceptual nombrado realidad psíquica . La propuesta de la psicología social tiende a cuestionar éste tipo de análisis, destacando (de acuerdo con la cita anterior) la imposibilidad de desligar al individuo de su ser social, promoviendo por el contrario el rescate en la intervención psicológica (Eberle) de una perspectiva relacional, ubicada en el intermedio entre los factores macrosociales y los contenidos individuales.

Diríamos pues que la psicología social lo que hace es rescatar dentro de los postulados básicos de la psicología y las demás ciencias sociales, particularmente la sociología y la antropología, la necesaria integración del sujeto social como objeto de estudio en tanto las visiones individualistas o socialistas tienden a la escisión de éste, al consideran sólo una parte de su funcionamiento social, minimizando los demás aspectos y su influencia dentro de las conducta del grupo y el individuo.

La visión integrada propuesta por la psicología social conllevaría a un objeto de estudio conceptual, es decir, una entidad teórica que apunta a resaltar el aspecto relacional y de mutua influenciabilidad apreciable entre lo social y lo individual desde los inicios mismos de la civilización, como destacaran los estudios que nombran las leyes primigenias y fundamentales de ésta, las cuales apuntan de manera directa a la coerción del individuo humano por su ambiente social, favoreciendo el desarrollo de uno y otro, demostrando desde los inicios como su desarrollo y deterioro van siempre unidos en un proceso de mutua influencia.

Así pues, el concepto de interacción sería propiamente el objeto de estudio de la psicología social, lo cual nos ubica de manera directa ante la complejidad de su definición y delimitación, dado que en tanto concepto relacional y enteramente dinámico, queda supeditado a interpretaciones teóricas y practicas tan diversas como sus estudiosos y aplicaciones. No obstante, la búsqueda en las fuentes más consultadas actualmente, sobre definición de términos interacción “Se refiere a una acción reciproca entre dos o más objetos con una o más propiedades homologas” , sin embargo (de acuerdo con ésta) el término se encuentra acuñado dentro de ciencias como la física, el diseño y la medicina, sin encontrarse una referencia directa, en tal fuente, a su uso dentro de las ciencias sociales o particularmente dentro de la psicología social.

Ahora bien de manera interna ha ésta, debe destacarse ciertos acuerdos que permiten afirmar “el hecho de que todo proceso social es el “producto de una continúa interacción entre la conciencia individual y la realidad social objetiva…no puede haber una cambio social que no sea el efecto común de valores sociales preexistentes y de actitudes individuales que actúan sobre ellos” ”

Sería entonces el término interacción el que permitiría por lo menos un primer acercamiento al objeto de estudio y por supuesto de intervención de la psicología social. A partir de éste, podríamos decir que el objetivo de la psicología social es el análisis de los patrones y dinámicas de interacción subyacentes a un grupo o problemática social particular, como punto de partida hacia la reestructuración de las mismas en pro de avances subjetivos y sociales.

Igualmente no podemos dejar de resaltar el resto que esto implica en tanto exige de parte de todos aquellos que deciden encarar dicha visión y modelo de intervención, una visión globalizada y contextual de los asuntos, a la vez que una particularización y jerarquización de los factores incidenciales que permita, favorezca e implique siempre un trabajo multidisciplinario y conjunto.

Necesariamente llegamos así a cuestionar entonces la pertinencia de las propuestas de capacitación, formación e intervención que no logren descentrarse con respecto a la visión psicologista, que connota el nombramiento del enfoque de la psicología social, conllevando directamente a una perspectiva que puede sesgarse como individualista, clínica y personal, lejos de la propuesta intersticial de las ciencias sociales propuesta como perspectiva de análisis e intervención.

INTERACCION DE SUBJETIVIDADES EN LA INTERVENCION PSICOSOCIAL

“ En la vida y en el trabajo
lo más interesante es convertirse en algo que no se era al principio.#”

Las subjetividades tal y como hoy las definimos y las conocemos, bien pueden postularse como las herederas de la muerte de dios. La famosa sentencia nietzscheana “dios a muerto” definiría la muerte de los dogmas y con ella la apertura a la multiplicidad de los saberes. De la mano de ésta, el concepto de normalidad, fue entrando en cuestión, y perdiendo vigencia ante el auge de la diversidad. Así dentro del pensamiento posmoderno, la diversidad permite la inclusión, y más allá de esta, difumina los limites y hace cada vez más intangibles los limites que definen y excluyen a aquellos que Foucault llamara los “anormales#”.

La diversidad como concepto que amplia la visión del mundo y nuestra forma de posicionarnos en éste, será el centro de la actual elaboración escrita. Pues si bien, ésta tiene como objeto desarrollar los efectos del actual contexto globalizado en la subjetividad, intentare apartar su desarrollo de la visión desesperanzada y desesperanzadora que suele acompañar los análisis de ese entramage psicosocial. Tampoco pretendo hacer una apología de la sociedad actual, sólo asumir una perspectiva que permita rescatar los nuevos valores y posibilidades que han emergido en la misma.

Tristemente (y de manera un tanto apresurada y atrevida) leo los análisis psicosociales, así como las posturas de los interventores , más desesperanzadas en tanto más se acercan a lo contextual. La mayoría de sus discursos y análisis parecen perder de foco la capacidad humana de transformar su entorno en el afán por la postura critica. Parece que la demanda de contextualizarse, excluyera de entrada posturas un tanto más románticas, positivas o resilientes. Aun, muchos de aquellos que se abanderan de movimientos como las teorías de la liberación, tienen dificultades para descentrase de lo problemático, aunque nombren sus postulados o propuestas desde el lado de la solución no del problema, siguen tomando como punto de partida la falencia de la comunidad y recaen en la tan cuestionada postura del interventor que busca dar, pues se busca crear sobre la carencia del otro.

La propuesta es entonces tratar de ampliar nuestros panoramas de análisis y entendimiento de las situaciones hacia aquellos posicionamientos, conductas o sujetos que logran asumir positivamente o, al menos, no sucumbir ante la situación, como estrategias para la lectura e intervención de la realidad. Así, diríamos que nuestras intervenciones no deben centrase en las perdidas y los daños, debe también atenderse también a los aspectos positivos que se han mantenido o logrado durante la crisis, los cuales pueden incluso ser la guía para la resolución de ésta.

Nuestra línea de intervención, su meta, definición y propuesta, parten de la concepción que tenemos de la situación y sujetos a intervenir; la cual esta mediada por nuestros prejuicios, ideales y valoraciones. Por eso es tan definitivo e importante clarificar nuestra postura frente al campo de trabajo, atendiendo a esta como generadora de los procesos y responsable del desarrollo de los mismos. La neutralidad no debe ser nuestro ideal, pero tampoco es favorable a la intervención la asunción de posturas mediadas por sentimientos como la lastima, la impotencia, la desesperanza, la victimización y mucho menos el repudio, pues bien sabemos toda intervención psicosocial es ante todo una interacción, mediada no sólo por los lenguajes, sino por los metalenguajes los cuales siempre llevan a que el otro de la intervención (sujeto, grupo, comunidad) entre en una relación de desventaja y negativa frente a nosotros.

“Todo el mundo actúa y piensa a la vez. La forma que tiene la gente de actuar o de reaccionar está ligada a su forma de pensar, y como es lógico, el pensamiento está ligado a la tradición … Creo en la libertad de la gente. La gente reacciona de manera muy distinta a una misma situación. #”

La complejidad de las intervenciones psicosociales reside esa interacción que implica, esa conjunción de subjetividades entrono a una realidad. Allí es donde entran a conjugarse la representación que cada uno de los implicados tienen de la situación, de su posición en esta y de las posibles respuestas a la mismas. Teniendo todos un saber empírico frente a la misma, algunas construcciones, muchas emociones y de acuerdo a su dimensión todo el ser puesto allí. El interventor además de esto cuenta con unos saberes teóricos que le permiten propiciar esa comprensión de la situación y favorecer el desarrollo de las representaciones y alternativas de superación de la misma. No obstante cuando la postura de éste, intrínsicamente no logra valorar éstas, partiendo sólo de las carencias tiende paralizarse y permitir el estancamiento de los procesos allí, en la falta, la rumiación y la queja frente a la misma.

Podemos tomar como ejemplo, la realidad social representada en la película Lunes bajo el sol, en la cual se pretende ilustrar los efectos de las políticas Económicas actuales en los sujetos, a partir del caso de un grupo de hombres adultos, despedidos de una fabrica y las transformaciones que esto genera en la concepción de sí mismos y de la sociedad, así como en sus status familiares y sociales, desencadenando en situaciones nefastas y contradictorias. Con todo esto sería importante también recolectar de allí algunas fortalezas y posibilidades no reconocidas por los implicados y que dan cuenta igualmente de su posicionamiento, no sólo frente al momento puntual de la salida del mercado laboral, productivo y adquisitivo, sino frente a la vida misma y el sentido que se le da.

En primer lugar, se destaca como la crisis parte especialmente de la relación de los personajes con el empleo, mediada ésta por el lugar de la producción en sus vidas. Esta bien reconocer que no son estos sujetos particulares dentro de la sociedad actual, el capitalismo hace que se ingrese en una lógica adquisitiva desmedida, en la cual se trabaja para poder acceder a bienes y servicios, los cuales garantizan al sujeto su inclusión y permanencia dentro del sistema imperante. Sin embargo, no todos los sujetos responden a esa lógica, más aun esta al ser una de nuestras creaciones (magnificas) puede ser cuestionada y abolida y debe hacerse conciente a los sujetos la posibilidad de prescindir de ella, pues, si se puede salir del mercado productivo porque no del mercado adquisitivo. Aquí el problema sería más, nuestra resistencia, no hay una incapacidad o improbabilidad de salir, sólo una resistencia a romper los vínculos con ese sistema. Resistencia al cambio, le llaman algunos, a esa economía de acomodamiento que llevan a los sujetos muchas veces a vivir en situaciones negativas, sólo por evitar el esfuerzo de modificarlas o el esfuerzo de redefinirlas, cuando ya estas incluso han variado y seguimos aferrados a ellas.



NOTAS
# FOUCAULT, Michel. Tecnologías del yo. Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Barcelona, España. 1990 Pág.142
# FOUCAULT, Michel. La vida de los infames. Editorial Altamira. La Plata, Argentina. 1996. Pág. 36.
# Op. cit. FOUCAULT. 1990 Pág. 144

viernes, 23 de octubre de 2009

LA PSICOLOGÍA SOCIAL CON ENFOQUE PSICOLÓGICA

INTRODUCCIÓN

El presente texto se desarrolla como producto final del Módulo de Psicología Social Psicológica dentro de la programación académica de la Especialización en Intervenciones Psicosociales de la Fundación Universitaria Luis Amigó.
Se pretende entonces dar cuenta del proceso de aprendizaje en torno a la perspectiva teórica y metodológica de la Psicología Social con Enfoque Psicológico y su ubicación dentro de las Intervenciones Psicosociales; teniendo en cuenta además los interés particulares frente al actual proceso de formación como hilo conductor que permita analizar críticamente dicha perspectiva y sus aportes a la praxis cotidiana.
Resultara útil para la construcción de aprendizajes iniciar por deslindar la psicología social con enfoque psicológico tanto de la sociología como de la psicología clínica individual y de la psicología social sociológica, llegando así a lo que es propio de ésta sus principales corrientes históricas y las corrientes actuales para realizar algunos avances frente a los proceso de conformismo social su comprensión y posible intervención.

LA PSICOLOGÍA SOCIAL CON ENFOQUE PSICOLÓGICO

La psicología social a parece ante los ojos de sus detractores como una perspectiva de estudio que retoma bases de la psicología y de la sociología, pero que en tal intento corre el riesgo de perder la esencia de ambas y no construir una propia. Pues se distancia del enfoque individual e intrasubjetivo de la psicología y no abarca el análisis macrosocial de los fenómenos grupales de sociología.

La sociología se dedica básicamente al estudio de los grupos pequeños o grandes y sus tendencias, se dedica pues a los análisis a nivel microsocial o macrosocial, pero siempre tomando lo social como un todo, sin querer y incluso sin poder en algunas circunstancias, controlar las variables que intervienen en lo social para modificar los resultados, lo cual le limita el acercamiento a métodos experimentales, siendo específicamente analítica.

La psicología por su lado se ha promulgado la como el estudio del sujeto, concepto que encierra dentro de sí un asunto relacional e intersubjetivo más o menos reconocido desde el trabajo individual, aunque siempre como algo secundario o si se quiere subsecuente a lo personal. Auque sabemos que el sujeto se construye a sí mismo a partir de la relación con los otros, el sujeto en cuanto tal ha sido reconocido como el centro de estudio e intervención de la psicología, la cual dentro de nuestro medio aún se reconoce como básicamente individual.

Esta ambivalencia se evidencia en la psicología desde su consolidación como ciencia independiente a finales del siglo XIX de la mano de los postulados de Wundt quien

“Dejo planteada la idea de que existe una relación estrecha entre la mente y la cultura, y que la mente individual es producto del contexto cultural en que se desenvuelve la persona. Fue, de hecho, esta idea la que llevó a reclamar la necesidad de una psicología cultural, separada de la psicología individual, no sólo en el objeto de estudio sino también en el método. #”

Sería ésta, la entrada al surgimiento de una psicología con carácter esencialmente social, la cual, sin embargo, no emergió hasta mucho tiempo después e incluso con poca influencia de éste. Wundt se distanciaba de la metodologías experimentales negándoles el privilegio como procedimiento de acceso a la objetividad científica. Razón que conllevo a innumerables críticas y limitó sus aportes al surgimiento de la psicología social de la época que encontró en éstas su identidad, lo cual tendría luego un papel preponderante en su crisis, como veremos más adelante.

La psicología social no tendría en esencia una discrepancia radical con la sociología, ni la psicología individual, simplemente partiría de ese interés por el individuo pero para dedicarse a aquello común a los seres humanos en su relación con el entorno, entendiendo esto como las generalidades y particularidades de cómo los seres humanos nos vemos, nos ubicamos y somos influidos por las situaciones sociales. #

Sin embargo, la creación de esa zona común entre la psicología y la sociología, conlleva a que se reciban aportes de una y de otra, y así al surgimiento de distintos enfoques para el análisis de eso que se tejen en las relaciones sujeto-sociedad. Así, por ejemplo, se ha señalado por común acuerdo se señala como el surgimiento de la psicología social la publicación de dos reconocidos manuales por un lado el de William Mc Dougal, director del laboratorio de psicología del University College de LondresPsicólogo inglés. Su obra está orientada hacia una psicología social psicológica.
El objeto de la psicología social es la moralización del individuo que por tendencia natural es egoísta. Su concepción monista (los instintos como único medio para explicar la conducta) es, típico de la época.
De esta postura se hereda el conductismo que se erigió en su contra., y por otro el del sociólogo Edward Ross Sociologo estadounidense. Su obra está orientada a la psicología social sociológica. Toma la noción de interdependencia, individuo – sociedad (Cooley) y el concepto de sugestión – imitación (Tarde).
Plantea la psicología social como el estudio del interjuego psíquico entre el hombre y su medio ambiente, la sociedad.(interacción social)..

La psicología social, ha oscilado desde su inicios entonces entre la prevalencia de unos factores sobre los otros, lo social o lo individual, igualmente entre las metodologías analíticas o experimentales, de acuerdo a los intereses de cada autor. Fue surgiendo así la división entre una psicología social con enfoque psicológico y una psicología social con enfoque sociológico, cada una con sus aportes teóricos y autores que la definen.

La psicología social con enfoque psicológico sería entonces sólo una división interna de la perspectiva de la psicología social, que conserva como objeto fundamental de análisis la influencia de las relaciones entorno-individuo sobre la psiquis de éste, diferenciándose así de la preocupación de enfoque sociológico a partir del interaccionismo simbólico, la teoría del rol y la etnometodología que se basan más en la construcción social del sujeto, es decir de cómo surge y se define éste a partir de su relación con el entorno #.

Esta división se afianzo tras la llamada crisis de la psicología social, la cual tuvo, en su emergencia, factores externos como la crítica a los modelos dominantes en las ciencias sociales e internos como “ el carácter impreciso de la psicología social y la rutinización de la investigación experimental que favorecía, una mayor atención a las cuestiones metateorías, epistemológicas y metodológicas ” #.

Así pues, la orientación cognitiva de la psicología social psicológica por ser la que mantiene de manera más radical la postura intrapsíquica y experimental, ha sido ubicada por muchos como la básica y predominante de éste enfoque. Siendo esta la postura reconocida como de la psicología social convencional, que constituye esta como el punto de quiebre, radicalmente diferenciado de la psicología social de enfoque sociológico # proliferante tras la crisis, sobretodo a partir de su énfasis interaccionista .

“Cuando se combina el afán por conseguir leyes generales con una concepción de
lo “social” en términos de interacción entre organismos y con el método experimental
de laboratorio, se termina en una psicología social que sistemáticamente ignora el
contexto social en el que se da la conducta, y eso tanto en nivel de conceptos como
de métodos predominantes. Esa es la razón principal por la que la psicología social
psicológica está en un callejón sin salida. Con las mejores intenciones científicas,
se ha quedado varada en seco al ignorar los contextos sociales que no deberían
darse por supuestos.”#

Así, no resulta difícil rememorar la proliferación de estudios correlaciónales, basados en escalas de conducta y test estandarizados adaptados a nuestras particulares condiciones sociales, los cuales pretenden ante todo arrojar estadísticas y sostener hipótesis teóricas previas. Tampoco resulta extraño reconocer como la mayoría de estos estudios dentro de su sistematización consideran las variables contempladas por sus creadores, los cuales la mayoría de las veces no han estado aún en contacto con el contexto particular en el que emerge la problemática o, aún estando allí, no parten de las percepciones o ideas de los sujetos inmersos en esta como base para reconocer la pluralidad de la mismas, sino que sesgan la problemática desde su marco de análisis.

Tengamos en cuenta, que todo este recorrido se hace necesario para poder deslindar lo propio de la psicología social con enfoque psicológico, dado que ésta en el contexto de la Psicología Social de Colombia y Latinoamérica, en la actualidad, no cobra gran relevancia, siendo más propia de los contexto Europeos y Norte Americanos, especialmente de éstos últimos. Pues si bien la psicología social Latino Americana se inicio por esas mismas vías experimentales, pronto fue adaptándose a las características propias de sus contextos con propuestas como la critica, aplicada y comprometida# apoyadas en como metodologías de la investigación-acción-participativa #.

Si dejar de reconocer las dificultades de romper con la tradición positivista es la magnitud de las problemáticas sociales la que hace necesario el cambio de paradigma y la ubicación dentro de otros que privilegian la intervención y aplicación de los conocimiento aunque esto no garantice exactamente el desarrollo de la ciencia. Es esta la razón practica de las criticas a la psicología social de enfoque psicológico, que conlleva además a su escasa difusión entre los interesados por el trabajo psicosocial, pues continúa siendo individualista y con esto excluyente teniendo en cuenta hacia quienes va dirigida nuestra intervención.

Rememoro como, en una de las sesiones de clase, se cuestionaba si era más positiva la acogida a las intervenciones psicosociales en el Poblado o en una de las comunas (marginales) de la ciudad de Medellín, para señalar, tal vez, las desigualdades socioeconómicas de los contextos como determinantes de la respuesta o más bien la necesidad de cierto tipo de intervenciones. La ampliación de éste no sirve como base para catalogar entonces la pertinencia de un determinado enfoque de acuerdo con los intereses particulares de la praxis.

La psicología social psicológica desarrollada en Estados Unidos de Norteamérica estaba llamada a ser la que sentara las bases y diera identidad a esta ciencia social.
Los constructores de la Psicología Social.
La influencia decisiva la tuvieron tres autores: George H. Mead, Floyd Allport y Kurt Lewin, sobre la adaptación de posturas teóricas metodológicas.
MEAD, Hebert (1863-1891), merece ser considerado como constructor de la psicología social por el trabajo que desarrolló respecto a la relación entre el individuo y su ambiente, considerándola como una relación dialéctica. Genera una escuela en Chicago que Blumer le da el nombre de Interaccionismo Simbólico.
Dio origen a un nuevo conductismo que se denominó conductismo social, en esta concepción el hombre deja de ser un reactor o individuo que reacciona ante el ambiente en función de instintos incontrolables o de estímulos que se sitúan fuera de él, para convertirse en un interprete de su medio y de sus relaciones con los demás. Sostiene que la relación entre los seres humanos se construye conjuntamente durante la interacción a la que se añade el elemento simbólico, pues se da una conversación de gestos y de lenguajes que poseen símbolos significantes.
Los interaccionistas simbólicos estudian las relaciones entre individuos en situaciones concretas y consideran que la conducta social no se puede predecir, ya que en la interacción humana no existen determinismos sociológicos ni psicológicos. La conducta social sólo puede ser entendida dentro del contexto de la estructura social en la cual toma lugar.
Con el tiempo este enfoque evoluciona y dar lugar a un interaccionismo simbólico estructural.
ALLPORT, Floyd, considerado como uno de los constructores definitivos de la psicología social en tres sentidos: a) es defensor de una psicología social psicológica. Para él el individuo debería ser el centro de la psicología social. Afirma que dentro del individuo se pueden encontrar los mecanismos conductuales y conocimientos que son fundamentales en la interacción entre individuos. b) es precursor del conductismo como el enfoque válido para el estudio del ser humano en interacción; c) es precursor del experimentalismo. Fue el primero que se basó en los resultados de la experimentación más que en la observación, las teorías y la especulación.
La influencia de su obra fue definitiva en determinar lo que sería después la psicología social más conocida actualmente.
LEWIN, Kurt (1890-1947), House lo identifica como el principal fundador de la psicología moderna. Rosemberg señala que fue uno de los primeros y más elocuentes proponentes del enfoque matemático en la teoría socio – psicológica. Esta considerado como el primero que realizó estudios sobre dinámica de grupo. Enfatiza el estudio de los procesos psicológicos. Su teoría del campo surge de la fusión de concepciones de la psicología gestáltica y del conductismo.
De la amplía gama de estudios que realizó se afianzan dos líneas directrices de la psicología social posterior a él: a) el énfasis de los procesos cognoscitivos contribuye a que la psicología social se desplace del enfoque conductista al cognitivista ; b) desarrollo de la psicología social aplicada en términos de investigación – acción y sobre la base de sus inquietudes de los problemas de la vida diaria y de los grupos sociales.
Con Lewin, vemos como la psicología social psicológica pasa del modelo Estimulo Respuesta (E-R) al modelo Estimulo Organismo Respuesta (E-O-R). Pero éste aspiraba ir más allá de esta visión y encontrar la relación entre el individuo que actúa como E-O-R y la sociedad a través del estudio de la dinámica de grupos y combinando el método experimental con los estudios de campo.
Evolución teórica de la disciplina.
El psicosociólogo Ignacio Martín Baró (1983) considera que al historia de la psicología social puede dividirse en tres etapas:
1º) la de fines del S.XIX, durante este primer periodo se concibe la sociedad como un todo unitario y se trata de "compaginar las necesidades del individuo con las necesidades del todo social, examinando para ello los vínculos entre la estructura social y la estructura de personalidad". La pregunta que se trata de responder es "¿Qué nos mantiene unidos en el orden establecido?"
2º) la que va de los albores del S.XX hasta los años setenta que corresponde al periodo de americanización de la psicología social. La pregunta que se intenta responder es "¿Qué nos integra al orden establecido?". Asumiendo que el sistema social es el representante de un orden social incuestionable. Este periodo se caracteriza por el énfasis en lo psicológico y en el individuo como unidad de análisis y por la visión de la disciplina desde el poder. Es el individuo el que debe adaptarse a la estructura social, militar o industrial, no la estructura la que debe cambiar.
3º) el tercer periodo es el que emerge recientemente. Durante él la pregunta cambia como consecuencias de la crisis que sufre la disciplina, por la derrota militar y política en la guerra de Vietnan. La pregunta es "¿Qué nos libera del desorden establecido?". La psicología social se ocuparía de estudiar la manera como el hombre construye y es construido por su sociedad. Desde principios de esta década hemos entrado en este periodo en el cual se distingue entre dos psicologías sociales: la moderna y la postmoderna.
Enfoques teóricos de psicología social psicológica.
El conductismo
El conductismo es la corriente más influyente en la psicología social hasta la década del 60.Sus máximos exponentes son Watson (1878-1858) y Skinner (1904-1990).Los principios comunes en éste enfoque son los siguientes: -Se caracteriza por analizar la manera como el ambiente afecta al individuo pero no la manera como el individuo afecta a su ambiente. El conductismo Watsoniano estudia la relación entre un estímulo y una respuesta; este primer conductismo es considerado insuficiente por Skinner quien hace notar que no todas las respuestas del organismo se producen en presencia de un estímulo identificable por lo que buena parte de la conducta queda sin explicar en éste enfoque que él denomina condicionamiento respondiente. Para complementarlo, Skinner propone la existencia de respuestas operantes, cuyo mantenimiento o extinción van a depender, no de un estímulo que las antecede, sino de un estímulo que las sucede y al cual denomina refuerzo.
Siguiendo la línea de Skinner surge un nuevo enfoque dentro de esta nueva corriente: el neoconductismo, sostiene que entre el E - R hay un mediador interno que son las cogniciones del ser humano.
En cuanto al aprendizaje social, Bandura, señala que además de la función reforzadora, las consecuencias de una conducta social cumplen una función informativa y una función motivacional. La mayoría del aprendizaje social se produce a través de la imitación o modelaje de las conductas observadas en otro en donde varios factores inciden sobre el proceso de atención, percepción e imitación de conductas.
La gestalt.
La psicología gestaltica ha formulado una serie de principios para tratar de explicar la percepción. En esencia "la gestalt se refiere a una cualidad que está presente en todo pero ausente en cualquier componente del todo". Se identifican dos nociones claves en este enfoque teórico: 1- que los fenómenos psicológicos ocurren en un campo cuyos elementos son interdependientes. 2- que ciertos estados del campo son más simples y ordenados que otros y que intentamos lograr un estado del campo tan bueno como las condiciones lo permiten.
Lewin se interesó por las emociones, relaciones sociales y motivaciones. En su teoría plantea la existencia de un campo vital de constante cambio, que se puede representar como un campo de fuerzas.
Hay una tensión producto de una necesidad que conduce a la locomoción dentro de ese campo donde se encuentran fuerzas positivas que nos atraen y fuerzas negativas que tratamos de evadir. Para conocer a un individuo, según este autor, debemos conocer la totalidad de fuerzas que operan en su campo psicológico.
Las críticas que merecen estas teorías son por un lado que se centran en el individuo (en su conducta o en sus cogniciones) e ignoran el contexto social, por otro lado que se centran en el aquí y ahora, ignorando la historia. En síntesis se la acusa de asocial y ahistórica. También se le censura por haber hecho uso casi exclusivamente del método experimental para someter a pruebas sus hipótesis.





BIBLIOGRAFIA

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IÑIGUEZ, Lupicinio (2005). Nuevos debates, nuevas ideas y nuevas prácticas en la psicología social de la era ‘post-construccionista’. Athenea Digital, 8, Disponible en http://antalya.uab.es/athenea/num8/siniguez.pdf
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ALVARO, José Luis y Garrido Alicia. Psicología social aplicada. Perspectivas psicológicas y sociológicas. MC Graw Hill. Madrid-España. 2004
WIESENFELD, Esther. Antecedentes y estado actual de la psicología social comunitaria.  2003. Disponible en: www.universidadcentraldevenezuela. com
MUNNÉ, Frederic. La Psicología Social como Ciencia Teórica. 2008 http://www.portalpsicologia.org/pdfs/2008Munne.pdf

LAS INTERVENCIÓNES PSICOSOCIALES EN NUESTROS CONTEXTOS

“No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el jubilo
no quieras con desgano
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves el mundo”…
(No te salves del Inventario Uno
Mario Benedetti )
La demanda de postular o construir nuestros retos frente al nuevo sistema social que se viene configurando, puede estructurarse a partir de dos postulados básicos.
El sistema social como un balance de fuerzas a partir de los conflictos entre intereses de los actores sociales que modifica toda la estructura social a partir de la respuesta de las instituciones a los grupos de poder que conlleva a la adaptación de las personas respecto a las rutinas impuestas. Así un cambio en las lógicas políticas ocultas como poder y presentadas como exigencia natural o razón social, reclama y promueve la modificación de los roles, las interacciones, el manejo de la comunicación y las demás lógicas sociales cotidianas#.
El profesional con perspectiva psicosocial ubicado en una realidad social que debe repensar para repensarse dentro de ella como sujeto e interventor, en una constante contextualización y reestructuración.
Atendiendo a esto me propongo un acercamiento a las lógicas sociales actuales directas y a nuestro lugar en éstas como sujetos e interventores psicosociales.
RETOS
No podemos desconocer que esa apuesta por el trabajo psicosocial esta denotando claramente lo idealistas de todos aquellos que la encaramos, aún los más reacios a éste tipo de posturas, pues hemos asumido como reto primordial la reestructuración de los sistemas y lógicas sociales que conllevan a situaciones reiterativas y cíclicas de inequidad, violencia y vulneración, el cual a pesar de todos los avatares del quehacer, no abandonamos.
Así pues, nuestras apuestas y retos surgen a partir de una postura personal que define y enmarca nuestro rol como dinamizadores en los diferentes contextos, desde donde se estructuran posicionamientos frente a la sociedad, en general y la comunidad o grupo humano a intervenir en particular.
Bien sabemos la elección y asunción de dicho rol no son decisiones azarosas, al contrario, se han definido y se continúan definiendo de la misma manera y de la mano de nuestra concepción de bienestar o diríamos de nuestras metas vitales.
Apoyados en Nietzsche diríamos que "Nadie puede escuchar en las cosas, incluidos los libros, más de lo que ya sabe. Se carece de oídos para escuchar aquello a lo cual no se tiene acceso desde la vivencia."# , reafirmando en ésta idea el lugar primordial de la experiencia como actor social la estructuración de nuestro rol como interventores psicosociales.
De manera un tanto gráfica y grotesca, podemos comparar la manzana en la cabeza de Newton que lo llevo a postular la Ley de gravedad, con el lugar que ocupa nuestra experiencia y bagaje cotidiano en la concepción que tenemos del sistema social. Sin desconocer que Newton ya adelantaba estudios y experimentos al respecto, debemos reconocer que igualmente esa postura del interventor social, es también algo que se construye de manera correlacional entre el estudio de las dimensiones psicosociales y su aprendizaje empírico.
Sería entonces la comprensión del actual sistema macrosocial, tanto como de las lógicas de los micro-contextos de intervención y de las relaciones que se establecen entre uno y otro, el primer reto con el cual nos enfrentamos. Cuando se pretende hacer parte de una perspectiva de análisis e intervención basada en la comprensión de los aspectos psicosociales, es decir de aquello que se teje en la relación multicausal entre el sujeto y la sociedad.
Esto requiere por parte de aquellos que nos hemos formado básicamente en la comprensión del los intrapsíquica o subjetivo, un esfuerzo y una movilización que nos permita incluir cada vez más en las intervenciones el lugar del contexto como generador, receptor, reforzador y retroalimentador de eso individual.
Como postulara hace poco Edgar Barrero Cuellar#, se requiere una movilización asumiendo nuestra deuda con la sociedad colombiana pues la psicología y el conflicto armado nacieron en nuestro contexto en la misma época “pero de espaldas una a la otra“, pues es reciente y aún incipiente el interés de los psicólogos por el entramado social tras la guerra y la crisis humanitaria que vivimos.
Diríamos pues que el reto radica en trabajar cada vez más ubicados en los contextos de intervención, entendiendo estos como la realidad vital de los sujetos de nuestra intervención, es decir, que estas deben centrarse y orientarse entorno a sus necesidades reales y específicas. Si bien ha sido trillado por los psicólogos el hecho de trabajar a partir de la realidad psíquica de los sujetos; resaltamos en la postura de la intervención psicosocial la necesidad de ubicar esta realidad desde y hacia las condiciones vitales del sujeto, es decir, debe leerse desde el contexto las condiciones de las cuales derivan ciertas posturas o situaciones anímicas, así mismo debe buscarse en el contexto las alternativas para la reestructuración de las mismas.
NUEVO SISTEMA SOCIAL
Ubicaríamos ese nuevo sistema social en el lugar de la globalización, el capitalismo y la crisis del mismo, en tanto lógicas que movilizan actualmente las políticas y economías de los diferentes estados a nivel mundial, pues aún aquellos que se ubican por fuera de ellas, ya están asumiendo una posición frente a la misma lógica.
Estas lógicas, como dijimos en el inicio, conllevan no sólo a un cambio en las políticas de gobierno y económicas de las naciones, también promueven una modificación en la instauración de los vínculos entre los sujetos, asunto del cual trataremos de ocuparnos aquí.
No es difícil darnos cuenta como en nuestra cotidianidad han ido emergiendo necesidades justificadas desde la búsqueda de la ampliación de los horizontes de relación, consumo y producción. Detenernos a pensar el aumento en la demanda y oferta de productos como telefonía celular e internet durante la última década son quizás el ejemplo más claro.
Si queremos ir un poco más lejos en la comprensión de estas lógicas nos basta con acercarnos a los adolescentes y niños promedio e interrogar el lugar que dichos servicios ocupan en su vida cotidiana. Ellos están conectados de manera cotidiana con amigos en todo el planeta por medio del MSG y el celular, más aún su tiempo libre transcurre de manera interactiva a partir de los juegos virtuales y programas televisivos que le permiten programar que ven, como se desarrollan las tramas y participar en el desarrollo de las mismas.
Todo esto nos permite visibilizar los avances que dichas lógicas alcanzaron dentro en nuestros contextos cotidianos, emergiendo allí como exigencias y necesidades naturales.
No obstante acudiremos a Immanuel Wallerstein para hacer algunos apuntes acerca de la crisis mundial que actualmente atraviesa dicho sistema social, definida por él en tres líneas:

1. El mundo se encuentra en una profunda depresión. El corto plazo inmediato es lo que le concierne a la mayoría de la gente que enfrenta el desempleo, un ingreso seriamente disminuido y en muchos casos el no contar con un lugar donde vivir.
2. La crisis estructural del capitalismo como sistema-mundo, que encara, en mi opinión, su defunción cierta en los próximos 20 o 40 años.
1. el fallecimiento de la globalización neoliberal, su lema es "Otro mundo es posible" y su estructura la de un espacio abierto sin funcionarios, voceros o resolutivos. El FSM ha estado en contra de la globalización neoliberal y el término altermundistas se acuñó para definir la postura de sus proponentes: otra clase de estructura global. #

No menos visibles serán los efectos de tal crisis en nuestra ya afecta y empobrecida nación, pues si bien dentro de los planes de globalización éramos favorecidos como país tercer mundista en el apoyo de las potencias; ahora que aún estos hablan de crisis, caída en la producción y desempleo, acá todos esos problemas sólo empeoraran, si se puede y ese apoyo queda en un limbo que posiblemente superaremos.

NUESTROS CONTEXTOS DE INTERVENCIÓN.
"...la pobreza y las privaciones junto con el llamado de la propaganda social y las incitaciones al éxito y al consumo constituyen fuerzas significativas que empujan hacia la delincuencia"#.
Me quedo ahora sin autores a quien citar, o mejor renunciare a estos e intentare organizar algunas ideas en torno al panorama de nuestros contextos de intervención, los que podríamos llamar contextos vitales.
Aquellos contextos donde ese panorama de ciudadanía mundial queda en entredicho, cuando nosotros trabajamos con los excluidos de los excluidos, aquellos aún no han sido incluidos en la aldea mundial, ni visibilizados como parte de los ciudadanos del mundo.
No olvidemos que ya reseñaba Adela Cortina Sin adhesión por parte de los ciudadanos al conjunto de la comunidad -sea esta nacional, trasnacional o cosmopolita- es imposible responder conjuntamente a los retos que se plantean. Daniel Bell señalo la necesidad del reconocimiento de la sociedad hacia sus miembros y consecuente adhesión de éstos a los proyectos comunes, componen ese concepto de ciudadanía que constituye la razón de ser de la civilidad.#
Así pues, reconociendo la situación de desplazamiento, empobrecimiento, exclusión y marginalidad que enfrentan las comunidades a las cuales van dirigidos la mayoría de los planes de intervención psicosocial, nos lleva necesariamente al reconocimiento, de que ellos difícilmente pueden ser nombrados como ciudadanos en estas lógica. Es más muchos de ellos no lo son ni siquiera en la lógica judicial del contar con un documento legal que los certifique como tal, dado que la salida e imposibilidad de regreso a sus lugares de origen muchas veces es el primer obstáculo para poder siquiera lograr la consecuencia de su “cedula de ciudadanía”
Aún más, ellos, los otros, los marginados, los excluidos, los desplazados, ni siquiera habitan las más de las veces la ciudad en la cual se encuentran inscritos. Ellos viven en las riveras de la ciudad en lugares entre lo rural y lo urbano, pues sus dinámicas y lógicas de convivencia poco se asemejan a las lógicas de comunidades de esta gran metrópolis, Medellín reconocida como una de las ciudades más tecnológicas y avanzadas de Latinoamérica. Sin embargo, ellos no logran acceder a todos esos avances viviendo en un lugar intersticial, no elaborado, no apropiado aún.
Ellos están allí perdidos, anestesiados, intentando reconstruir sus vidas, en un espacio que ni siquiera les ha sido otorgado para ello, por el contrario la mayor parte de esos territorios han sido señalados como inhabitables por razones de riesgo natural, de normas de construcción, ecológicas y quien saben cuantas más, que son defendidas y sostenidas por estrategias más o menos legales, pero que siempre apuntan a reforzar esa condición de desplazado o más bien, desterrado.
Recuerdo como una de ellas alguna vez decía” estoy anestesiada, todavía es como si tuviera ese ruido en la cabeza y no me dejara pensar”, ese ruido era el ruido inicial de la violencia, del ataque que los saco de su pueblo de origen, era también el nuevo ruido, el ruido del desastre natural que se llevo el rancho, el rancho que después de años de esfuerzo y trabajo habían construido y volvieron a perder, “el ranchito donde no guardábamos todos, otra vez no tenemos nada, otra vez estamos de arrimados” remataba en su frase, para describir lo que había perdido.
Ellos son contemplados como parte del gobierno como parte de sus planes desde la necesidad de atención e intervención que favorezca su reubicación en los lugares de origen, pues el desplazamiento es contemplado como un problema social de las ciudades que los reciben. El destierro es el problema de los municipios de donde sale, pero como también aquellos territorios, no se sabe a quién pertenecen, allí el trabajo no es tal, entonces ellos no pueden estar acá, pero tampoco tiene a donde ir.
Ellos vinieron acá por los problemas de allá, por los que los sacaron de lo que tenía y conocía, acá no conocen y no tiene, pero han conseguido, porque su entrada en la lógica urbana a favorece el reconocimiento de esas necesidades de las que ya hablábamos, esas que el capitalismo creo y reforzó, esas a la que ellos no pueden acceder pero conocen, esas que aumentan la sensación de carencias y desadaptación, porque a esas tampoco logran acomodarse.
Ellos, los adultos no entienden, como ellos, los niños y jóvenes intentan acomodarse y vivir en un territorio que no es suyo pero donde tienen que vivir, ellos han crecido aquí, pero no son de aquí, ellos no viven en Medellín, sólo en sus laderas, no tienen como ir y disfrutar de esa ciudad de avanzada, cuando encuentran los medios esos son al margen de la ley y conllevan a una estigmatización peor.
Ellos los adultos sueñan con volver al pueblo, pero no al pueblo desmembrado por la violencia, al pueblo como era antes de que los sacaran de allí, antes de que su tierra fuera un cementerio, donde los vecinos murieron, las plantaciones y las reses también, ellos son los sobrevivientes de unos pueblos fantasmas, a los que tampoco quieren volver.
Ellos los niños y jóvenes sueñan con vivir en esa ciudad de avanzada y reconocida, esa la más educada, esa que no han podido conocer, no por falta de ganas, sino por falta de recursos y posibilidades de acceso que permitan salir de los márgenes donde han sido ubicados tras su destierro, donde tratan de encontrar su lugar en el mundo, aunque con toda la desesperanza que se funda en sus pérdidas y en las escasa alternativas reales e imaginables de construir un futuro mejor, pues los planes de capacitación, no cubre esos espacios y carencias, porque aun tras la capacitación, las ofertas laborales son esquivas o radican por fuera de sus logros.
Así pues, es difícil ubicarlos en la globalización, cuando en realidad parecen por fuera incluso de su contexto local, dado que la carencias de un territorio en posibilidades dignas los deja por fuera de todo. Sería entonces la tarea iniciar por incluirlos en los microcontextos o contextos locales, antes que en el global.
NOTAS:
# Martín-Baró, I. Sistema, grupo y poder. Psicología social desde Centroamérica II. Capítulo 2. San Salvador, El Salvador. UCA-Editores. 1989.
# Nietzsche
# Director Corporación Cátedra Libre Ignacio Martín Baró. En su Ponencia Psicología social del Autoritarismo. Apuntes para una psico-historia del conflicto armado colombiano. En el Seminario Internacional: Cambios Social. Apuntes de la psicología comunitaria y la psicología política. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín Marzo 26 al 28 2009.
# Wallerstein Immanuel. Enseñanzas de Brasil. El fallecimiento de la globalización neoliberal. En: La Jornada. 2008.
# Ibid. Martín-Baró, I.
# María de la Válgoma. En: movilización educativa.net, Resumen hecho por del texto de ADELA CORTINA nombrado “ciudadanos del mundo”

OBSEQUIO

TE QUIERO
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

(MARIO BENEDETTI)